Los psicobióticos y parabióticos, tendencias en alimentos funcionales
A medio plazo se prevé el lanzamiento de productos dirigidos a mejorar la salud mental de los consumidores influyendo en la microbiota.
La búsqueda del consumidor por cuidar su cuerpo pero también su mente llevará a la industria de la alimentación a lanzar productos basados en los llamados psicobióticos, referencias dirigidas a mejorar el estado mental de la persona influyendo en la microbiota.
Así lo señaló David Lacasa, socio de la consultora Latern, durante el webinar Alimentos funcionales que mejoran nuestra microbiota, organizado por el Centro Nacional de Tecnología y Seguridad Alimentaria (CNTA) el pasado 5 de octubre.
Recordando que el consumo de alimentos funcionales, pre y probióticos está más desarrollado en el mercado estadounidense que el europeo y que en el primero el concepto de funcionalidad está por encima del de sabor, Lacasa declaró que el próximo paso en alimentos funcionales será pasar del concepto de salud al de bienestar, con una visión “más holística, en la que no solo es importante el cuerpo, sino también la mente”.
Dentro de este mundo, el consultor prevé la llegada al sector de los psicobióticos, productos dirigidos a mejorar “el estado mental influyendo en la microbiota”.
Raquel Fernández, directora de Fábrica de Cerrato, puso cifra al consumo en nuestro país de este tipo de alimentos. “El 30% de los consumidores españoles busca alimentos funcionales beneficiosos para el intestino y el sistema inmune; en España, el porcentaje de consumidores que toma probióticos de forma frecuente es mayor que en otros países europeos, como Francia, Alemania o Italia”.
Para concluir el webinar, Raquel Virto, responsable científico-técnica de CNTA, indicó que para mantener un probiótico vivo, con sus propiedades, se requiere mantener “la cadena de refrigeración o que se realice un proceso de hidrofilización”.
Y advirtió de una tendencia que ya está llegando: la formulación de alimentos con parabióticos (microorganismos muertos). “Científicamente se está viendo que la actividad funcional que muchos microorganismos desarrollan no es por el hecho de que estén vivos, sino por las estructuras que tienen, las cuales ejercen un efecto saludable cuando llegan al colon’, lo que conllevaría un ahorro de costes, concluye.