Supers online, alternativa al consumo
Internet y las cadenas de supermercados que operan online se están convirtiendo en una alternativa a los canales físicos de alimentación, cuando se trata de llenar la cesta con un presupuesto ajustado. Esta tendencia crece entre los consumidores, como lo demuestra el 36% de los encuestados por Nielsen en su informe global “Impacto de la inflación en el comportamiento del consumidor”, que asegura realizar búsquedas de ofertas en la red.
El dato cobra sustento, en el hecho de que 28% de los consultados usa las redes sociales como medio para encontrar este tipo de promociones y ofertas. La e-alimentación se abre paso en los hogares, acuciados por los gastos en bienes básicos, como vivienda o comida.
Siete de cada diez españoles no tiene capacidad para asumir una subida de precios en los alimentos, sin tener que descuidar otras partidas del presupuesto familiar. En caso de que este aumento se produjera, el 48% optaría por marcas de la distribución y establecimientos discount. Los supermercados e hipermercados aparecen como otra de las opciones en canal de venta, superando a las tiendas de proximidad, que quedarían relegadas al último puestos, en caso de inflación de los precios. De la misma manera, se constata el incremento en la compra de productos más frescos (51%) y formatos más pequeños (36%) para evitar el desperdicio.
Pero, además de cambiar el lugar de compra, los españoles eliminaríamos gastos prescindibles, como las cenas fuera de casa (66%), la compra de ropa o accesorios (58%), el entretenimiento (44%), los viajes o las vacaciones (43%) y los servicios de comunicación (42%). Unas categorías ganan y otras pierden. También gastaríamos menos en bebidas alcohólicas (63%), dulces y galletas (70%), patatas fritas y snacks (69%) y comida preparada a domicilio (69%). Por el contrario, mantendríamos la compra de lácteos (75%), carne (74%) y verduras frescas (72%)
El informe pone al descubierto que, el año pasado, cerca de la mitad de los españoles (48 %) sólo pudo afrontar los costes de las vivienda, la ropa y la comida. Sólo un 10% de nuestros compatriotas pudo gastar ‘alegremente’, mientras que un 42% vivió con ‘normalidad’, permitiéndose algún capricho.