SEÑOR CLIENTE… PRUEBE y ELIJA

Permitir que el producto electrónico siga en las vitrinas de un punto de venta esperando la mano amiga de los dependientes, es un proceso claro de ralentización de la dinámica comercial.

Más que nunca el producto y especialmente el electrónico debiera estar al alcance de los consumidores, en cualquier punto de venta, no solamente en las flagships de cada fabricante.

De qué sino sirve lanzar un nuevo teléfono móvil o una cámara digital, si en el punto de venta, el cliente no tiene un acceso inmediato a ellos. El cliente no solamente quiere ver el producto, ni tan siquiera le es suficiente con valorar y tocar una maqueta, necesita experimentarlo, descubrir sus sensaciones y funciones y usarlo activamente. Ese es el nuevo papel de la PLV: asegurar a la marca que el cliente acceda de forma fácil al producto, que viva una experiencia de compra satisfactoria.

La seguridad es uno de los contratiempos más importantes para lograr la accesibilidad de los productos. Los avances tecnológicos afortunadamente han aportado soluciones resolutivas. En ocasiones la solución inicial es utilizar dispositivos electrónicos encolados con un refuerzo de alarmas y en otras es necesario crear sujeciones mecánicas integradas en el diseño del producto. El proceso de creación de una PLV de éxito pasa por lograr que la seguridad no solamente no entorpezca el contacto entre consumidor y producto, sino que tampoco merme el impacto del diseño del producto que se presente.

Otro de los aliados inseparables de la PLV de futuro es el digital signage, especialmente en el caso de productos de electrónica o telecomunicaciones. En su mayoría son productos con múltiples especificaciones técnicas que hasta ahora se exponían en una cartela junto al producto. De hecho, sigue siendo la manera habitual de presentación porque es la más económica, pero esto está a punto de evolucionar porque el soporte idóneo para informar sobre el producto y llamar la atención sobre sus prestaciones es digital e interactivo. El valor añadido que ello aporta al proceso de compra es altamente valorable.

Los proveedores estamos ya preparados para implementar la cartelería digital, pero en sus inicios las marcas aún no han acabado de lanzarse. La crisis no ayuda, pero tampoco es la única culpable. Una de las razones de la lenta implementación del digital signage reside en que en el mercado se presenta una concepción cortoplacista en políticas de PLV que probablemente debamos superar.
¿Si el presupuesto de este año fuera insuficiente, por qué no sumar el del ejercicio próximo en aras de crear un nuevo enfoque de PLV más potente?
El nuevo enfoque sería invertir en creación de PLV duradera en el tiempo y con ello crear un espacio propio de identificación de cada fabricante, incluso en los centros de distribuidores multimarca, con el valor añadido de ser un elemento autónomo a la hora de facilitar información de características, ventajas o el universo del producto. Todo un impulso vital para añadir valor y diferenciarnos en el proceso de acercamiento al consumidor.

La inmediatez que proporciona un expositor que además de permitir usar el producto, te cuenta sus ventajas y responde a tus dudas desde una pantalla táctil, es un gran valor añadido para los consumidores e incluso para el establecimiento minorista.  En los tiempos que corren es probable que el comprador pueda ir adelantado en información sobre el propio dependiente-prescriptor.

En el mismo punto de venta, una marca no debería permitirse perder puestos en la carrera de información al cliente.