Postres Funcionales En busca del bienestar

Las actuales tendencias de consumo muestran un interés creciente por los alimentos que, además de valor nutritivo, aporten beneficios extra al organismo. Son los productos funcionales, presentes en cuatro de cada diez hogares españoles.

Entraron en el mercado español en la década de los 90 y actualmente se comercializan en más de 200 variedades, capaces de solucionar o prevenir distintos trastornos y alteraciones de nuestro cuerpo. El sector lácteo es líder en alimentación funcional. Los postres termizados, yogures, OLF (Otras Leches Fermentadas), prebióticos y bífidus, son las categorías que más se ajustan a este segmento, convirtiéndose en un final saludable para cualquier ocasión de consumo. Los supermercados grandes se han convertido en los principales canales de distribución de estas especialidades, con una cuota superior al 33%.

Postres para prevenir
La soja se ha convertido un alimento básico para la salud. Única proteína con 22 aminoácidos esenciales, a su valor nutritivo hay que unir su contenido en isoflavonas, con alto poder antioxidante y su protección contra enfermedades cardíacas, problemas de próstata, síntomas de la menopausia y post-menopausia, diabetes o enfermedades del riñón, entre otras. Hoy en día existen en el mercado una extensa gama de alimentos, con base de soja. No obstante, los postres soja termizados, vendidos en libreservicio, han registrado un descenso superior el 40%, en el último año, según los datos facilitados por IRI España, lo que sitúa su volumen de algo más de 187.000 kilos (frente a los 316.000 del año anterior) y su valor en 1,3 millones de euros (inferiores a los 2,2 millones del periodo precedente).

Santiveri (Casa Santiveri) es la marca de referencia del mercado. Su fuerza le permite alcanzar el 61,7% del total comercializado y el 68,5% de la facturación, aunque también ha reducido participación. Le sigue Gerble (Nutrition & Santé), que ha sumado más de diez puntos porcentuales (18,2% en volumen y en 21,7% del valor) y Bjorg (distribuida en España por Comercial Masoliver), que también ha crecido (15,2% en volumen y el 5,8% en valor). Sin duda, éstas últimas han aprovechado el retroceso de la primera para mejorar sus posiciones, al igual que lo han hecho otras marcas con menor peso en el conjunto.

Por su parte, la categoría de yogur vegetal refleja aumentos interanuales superiores al 20% (21,6% en volumen y 28,3% en valor), de acuerdo con las mismas fuentes, que apuntan un total de más de 7,3 millones de kilos, equivalentes a 23,1 millones de euros. Por marcas destaca la participación de Danone Savia (Danone), que eclipsa la participación del resto al conseguir más del 90% del volumen y el 89,3% de las ventas. La marca del distribuidor ocupa el segundo escalón, pero tanto su cuota (4,9% en volumen y 4% en valor), como la de las marcas que le siguen -Sojasun (Sojasun); Kaiku Sojavit (Kaiku Corporación Alimentaria ); Clesa Activ Soja (Clesa); Actisun (Sojasun) y Soymel (Soria Natural) compiten a una distancia abismal.

OLF, triunfo de la dermonutrición
La familia de OLF es la que obtiene los mejores resultados de facturación en el grupo de productos funcionales analizado por IRI España, al mover más de 570 millones de euros por la venta de 125,3 millones de kilos, procedentes de los subsectores de OLF L.Casei, OLF Colesterol y OLF Dermonutrición , experimentando incrementos del 12,3% y 14,7%, respectivamente.

El grueso del negocio corresponde a la división L. Casei, que absorbió el 80% del volumen y las tres cuartas partes del negocio (74,8%), a pesar de haber rebajado sus niveles respecto al año anterior. El resto se repartió entre los subsegmentos de Colesterol, que ha ganado participación (hasta representar el 15,5% del volumen y el 20,2% de las ventas)y Dermonutrición, con porcentajes inferiores al 3%.

Las marcas del Grupo Danone triunfan como primeras enseñas del ranking en las tres principales áreas de negocio, arañando más de la mitad del mercado, con Actimel encabezando la división OLF-L Casei (66,4% en volumen y 78,7% en valor); Danacol, número uno en OLF Colesterol (67,5% en volumen y 67,4% en valor) y Danone Essensis, presidiendo OLF Dermonutrición (85,3% en volumen y 86,5% en ventas). Hay que detenerse en el éxito de este producto, calificado como “yogur cosmético” y cuyo lanzamiento, producido hace tan sólo un año (febrero de 2007), ha supuesto un revulsivo para el sector, inaugurando una categoría específica para la mujer. Formulado para el cuidado de la piel femenina, está disponible en botellines para beber (con el mismo formato que Actimel). Contiene ProNutris, un complejo de ingredientes naturales que, según la multinacional fabricante, mejora la calidad y la salud de la piel. Se puede elegir en los sabores natural; frambuesa y granada y melocotón y albaricoque.

Efecto bífidus
El concepto bífidus es uno de los más extendidos en el mercado lácteo. Los productos que regulan o favorecen el tránsito intestinal alcanzan una demanda elevada, sumando un volumen de 134,4 millones de kilos en el último año, lo que ha supuesto un aumento del 11% y unas ventas de 375,4 millones, que representan un crecimiento del 14,8%, según se desprende de la información aportada por IRI España.

Las especialidades Entero (48,2% en volumen y 51,3% en valor) y Desnatado (44,5% en volumen y 43,1% en facturación), concentran más del 90% del total bífidus, quedando una pequeña participación para la gama de bífidus líquido.

Danone sube al podio con Activia y capta el 57,6% del volumen y el 73% de las ventas, fijando los niveles del año anterior, lo que establece un ancho margen de distancia con la MDD (36.4% en volumen y 22% en valor), posicionada en segundo término. Otras fórmulas bífidus del mercado responden a los registros de Clesa, Kaiku, Central Lechera Asturiana, Larsa o Demeter (sello de calidad de la Agricultura Biodinámica), todas ellas con una escasa participación.

Normativa comunitaria
La fiebre por lo funcional ha convertido el portafolio de algunos fabricantes en muestrario de productos que “prometen mucho” en cuestiones de salud, pero realmente “ofrecen poco o nada”, de acuerdo con sus resultados. Algunos fabricantes han aprovechado la ausencia de una definición concreta para colar variedades que casi nada tienen que ver con el concepto funcional. Las organizaciones de consumidores se quejan de la falta de información en el etiquetado de ciertos alimentos y alertan de los abusos publicitarios de aquellos que se enmarcan dentro de lo funcional sin serlo. La realidad es un vacío legal que regule el negocio de loa “funcional” y sobre todo defina claramente sus categorías. Algo que ya está en vías de solución gracias al nuevo reglamento, aprobado por la Unión Europea, que entrará en vigor en 2011. Con él se pretende crear un marco jurídico para este tipo de productos. De esta forma, los envases podrán aportar información nutricional y/o de propiedades saludables, siempre que estén basadas en evidencias científicas. El reglamento también establecerá menciones obligatorias sobre las características de cada producto, así como advertencias útiles, tales como la de no superar ciertas cantidades o el tipo de personas que deben evitar su consumo.

Consumir salud
Un estudio de ACNielsen demuestra que el 91% de los españoles relaciona tener buena salud con una buena alimentación y que un 85% de los hogares declara consumir productos saludables para prevenir enfermedades o mejorar su organismo, porcentaje que nos coloca por encima de la media europea. La consultora destaca que entre los productos con propiedades beneficiosas que más se compran destacan los relacionados con problemas cardiovasculares o tránsito intestinal. Así, un 56% compra productos bajos en grasas; un 45% con alto contenido en fibra, integrales, o bífidus; un 41% sin azúcar, incluidos los light y un 33% enriquecidos con calcio. Además, un 18% adquiere productos con vitaminas para mejorar las defensas y un13% compra alimentos vitaminados. Por otra parte, el 18% elige alimentos con soja y el 17% productos bajos en sal para combatir la obesidad y la hipertensión, mientras que el 13% adquiere preparados para mantener los niveles de colesterol adecuados y el 3% productos sin gluten.

La razón principal por la que la mayoría compra estos productos es la mejora de la salud. El 28% opina que favorecen la salud; el 26% que ayudan a cuidar la figura y el 21% que son buenos para las defensas, mientras que el 14% cree que les hace sentirse bien, el 7% que tienen buen sabor y el 4% que les servirán en el futuro.

ACNielsen establece dos grandes familias de productos funcionales, “Salud Básicos”, donde entrarían los desnatados y los vitaminados y “Salud Específicos”, que incluiría categorías como fibra, light, soja y alicamentos. El primer grupo supone el 53% del mercado total de productos saludables, pero ha ralentizado su crecimiento y avanza a un ritmo del 26%. Por su parte, los Específicos crecen un 14%, aunque algunas especialidades como los alicamentos, lo hacen un 27% y la soja un 17%.

Somos lo que comemos
Según la Encuesta Nacional de Salud 2006 el puesto de trabajo tiene mucho que ver con el estado de nuestro organismo. Los trabajadores menos cualificados se ven más afectados por enfermedades como la artrosis o el dolor de espalda, pero también por dolencias crónicas como la diabetes, colesterol o hipertensión, corriendo mayor riesgo de sufrir infartos o trastornos por depresión y ansiedad. Este colectivo acumula más bajas por enfermedades crónicas o de larga duración que los directivos (37,4% frente al 25%) y sólo la mitad de ellos declara hacer algún tipo de ejercicio frente al 72% de los altos cargos. Las personas con mayor cualificación profesional son las que más se preocupan por la tensión arterial o el colesterol. Y es que no es solo somos lo que comemos, sino también cómo y cuándo lo comemos Muchos sostienen que una imagen saludables es fundamental en ciertos ambientes sociales y laborales. De ahí que los alimentos funcionales se hayan convertido, hoy por hoy, en un emblema de calidad o estilo de vida y en una garantía para “sentirse bien”. La contradicción es que el consumidor busca este tipo de productos entre las innovaciones que cada año salen al mercado, cuando la realidad es que existen “alimentos funcionales de toda la vida”, que el gran público empieza a valorar como los yogures, aceite de oliva, leche, galletas o fruta, que por sí solos ya contienen algunas de las sustancias que se añaden a los productos alimentos funcionales de nueva generación.