Ocupados en el comercio
El volumen de empleo que absorbe el sector del comercio en nuestro país es muy elevado, más de tres millones de puestos de trabajo se mantienen a duras penas a pesar de la caída de las ventas al consumo. Pero las cifras de destrucción de empleo están resultando escandalosas.
¿Qué sector puede soportar un número de parados cercano a los 350.000 trabajadores? Esta cifra del Instituto Nacional de Estadística a final de marzo de 2009 es, cuando menos, escandalosa, ya que supone, según el mismo instituto público, un aumento del 74% respecto a la situación del mismo mes del año anterior, en el que el número de parados del sector ascendía a 200.000 y ya parecía muy duro. Si sigue este ritmo será un colectivo de desocupados del comercio.
Según la fuente consultada la cifra de comercios y comerciantes que se han quedado fuera de juego varía, pero todos coinciden en que los más perjudicados son los autónomos. Los negocios de estos emprendedores esforzados en mantener sus negocios a pie de calle pasan sus peores momentos. Según la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos, entre el pasado ejercicio y lo que llevamos del presente 2009, más de 40.000 comerciantes han desaparecido del mapa de la distribución minorista en nuestro país. No hay más que pasear por las calles de nuestras ciudades y pueblos para encontrar todo tipo de locales en venta y alquiler, con un futuro más que incierto respecto a su ocupación por otro emprendedor.
Las caídas de las ventas señaladas por esos profesionales alcanzan entre el 30 y 40%, como mínimo, niveles impensables para mantener los gastos mínimos de muchos de los negocios en los que se basa el pequeño comercio. Por eso cuando el indicador de confianza del consumidor ofrecido por el Instituto de Crédito Oficial dice que de febrero a mayo ha subido sin parar, nos cuesta creerlo y además contradice los datos de facturación de las empresas. ¿O resulta que la confianza del consumidor se mide por el poco dinero que puede ahorrar, por no gastar?
Pero demos un voto de confianza al consumidor. Será por la idiosincrasia de nuestro país, porque no vemos las cosas tan oscuras o porque al final el colectivo de funcionarios y pensionistas consumen más de lo que parece. Quizá es verdad que aumenta la confianza en que esto acabará pronto y se empieza a consumir más. O al final es que triunfa esa máxima tan latina, carpe diem.
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