Life is Good, extender el poder del optimismo

Optimismo contagioso y mensaje sencillo. Estos son los ingredientes del éxito para Bert Jacobs, co-fundador junto a su hermano John, de Life is Good. Empresa nacida de la venta de camisetas impresas por ellos mismos en las calles de Boston en 1989, convertida hoy en una marca popular que vende ropa y accesorios en tiendas multimarca. Y además, participa en causas sociales y regala optimismo. Un mensaje sencillo, como sencilla fue su participación en Retail’s Big Show 2014, un evento siempre abierto a difundir modelos de éxito en formato diferente y diferenciado.

“Extender el poder del optimismo”. Y hacerlo con buen humor, al que añade generosidad, gratitud, comprensión y ¿por qué no? diversión. Estos son los valores de la marca, sus “superpoderes” como los define el propio Jacobs. Para el, los productos son tan solo el vehículo para conectar y poder relacionarse con otros y extender el mensaje. Un mensaje, que no dudó en aconsejar a la audiencia en este debate de la NRF 2014, se traduce también en devolver parte de aquello que recibes. Life is Good destina un 10 % de sus beneficios a un fondo dedicado a ayudar a la infancia.

Apenas cinco años desde que en 1989 Bert y su hermano John, diseñaron y vendieron las primeras camisetas en las calles de Boston, hasta 1994 en que se lanzan a realizar de forma algo más masiva-48 prendas- para una feria local en Cambridge. Todas vendidas en menos de dos horas. A partir de ahí, usando iguales valores que los difundidos hoy, comienzan a ampliar el negocio introduciendo la marca en pequeños detallistas locales.

Life is Good cuenta con cerca de 4.500 tiendas en todo Estados Unidos y 30 países más. Sus pioneras camisetas han dado lugar a una gran narca de ropa y accesorios con intención de entrar también en otros mercados. Es el caso del café, que comercializará por toda América a través de su asociación con J.M. Smucker Company. O la próxima licencia de sus diseños en Hallmark, la mayor compañía de tarjetas de felicitación del mundo.

En paralelo, sus eventos de ocio, tales como conciertos o ferias y fiestas de cunpleaños, siempre con una parte en sus beneficios destinados a obras benéficas para la infancia, no dejan de producir dinero. Una facturación superior a los 100 millones de dólares que el propio Bert no rechaza, siempre que las ganancias puedan distribuirse de forma equilibrada. “El capitalismo- afirma- es el arma más poderosa para el cambio social positivo”

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