Industria alimentaria. Innovar para competir
La industria española de alimentación y bebidas (FIAB) sigue en pie y camina con paso firme. Ha capeado como ningún otro sector la adversa coyuntura económica y ha crecido.
La industria española de alimentación y bebidas, sigue en pie y camina con paso firme. Ha capeado como ningún otro sector la adversa coyuntura económica y ha crecido.
Un proceso, que se ha repetido a lo largo del tiempo. Hasta 389 empresas menos en 2009; descenso de 927 en 2010 y de 138 en 2011. Un recorte, que por suerte se ha moderado en los dos últimos años, no sin dejar casos que harán historia como los de Pescanova, Calvo o Panrico.
Pero, por el camino hacia la supervivencia, también ha perdido. En el recuerdo, quedan nombres de empresas desaparecidas, fusionadas o concentradas en grandes grupos como Koipe y Carbonell, pertenecientes hoy a Deoleo (antigua SOS Corporación) o Puleva, integrada en Lactalis Iberia.
Si echamos la vista atrás, comprobamos que algunas se fueron para siempre y otras permanecen, después de tanto tiempo, después de tantos cambios. Luces y sombras del primer sector de la economía española, que en 2013, logró aumentar su facturación un 1,9%, hasta los 91.903 millones de euros y crear cerca de 15.000 empleos en la segunda mitad del año, mientras que en el resto de actividades se destruyeron casi 25.000 puestos de trabajo.
Sin duda, las exportaciones son clave en el sector. Con un valor de 22.954 millones de euros, durante el pasado año, cifra récord, que supone un aumento del 1,5% respecto a 2012, están siendo el motor. Crecimiento, también promovido desde el reciente Marco Estratégico para la Industria de Alimentación y Bebidas, que apuesta por un desarrollo sostenible en los próximos seis años y por la revitalización.