Hijos de Rivera. La excepción a la norma

Hay una norma no escrita en lo referente a las empresas familiares: Es muy difícil sobrevivir a la tercera generación. Pero como en casi todo existe una excepción, este es el caso de Hijos de Rivera, con más de cien años de historia y cuatro generaciones.

La clave para seguir adelante está, según la compañía, en apostar por la modernidad y la innovación, manteniendo el carácter propio como empresa 100% familiar y gallega, “con un marcado arraigo y compromiso con la tierra de la que proceden nuestros productos”.

Aunque empezó siendo una empresa cervecera, la competencia en el sector, dominado ampliamente por multinacionales como Mahou-San Miguel, Heineken y Damm, le ha empujado a diversificar su negocio para crecer.

Hijos de Rivera, S.A. es hoy la cabeza de un grupo integrado por Sidrería Galega (Manzanova, Zuvit), TerraMaior Bodegas (Ponte da Boga, Quenza), Estrella de Galicia (Estrella de Galicia Especial, 1906 Reserva Especial, HR, River Sin y River Zero), Manantiales de Galicia (Cabreiroá, Agua de Cuevas), Giste (cervecerías propias), Desymo (decoración).

En el último ejercicio su facturación alcanzó los 150 millones de euros. Siendo España y sobre todo Galicia los mercados que más ventas aportaron. La exportación es aún su asignatura pendiente ya que aunque exporta sus productos a 23 países de los cuatro continentes, las ventas internacionales representan una pequeña parte de la cifra de negocio.

Planes de expansión
Su estrategia a nivel internacional se centra en consolidar su presencia en aquellos lugares donde ya se encuentran sus productos “sin dejar pasar las oportunidades que se vayan presentando para ampliar nuevos mercados, en los que estamos en fase de exploración”, señalan a DISTRIBUCIÓN ACTUALIDAD.

Entre los países en los que están presentes destacan Australia, Estados Unidos, Brasil, Dinamarca, Rusia, Alemania.

En el continente asiático, venden su cerveza en Japón, y desde noviembre de 2007 también comercializan su sidra ecológica tanto en alimentación como en el canal horeca. Su próximo objetivo en esta zona es China.

Para conseguirlo ha introducido sus productos en España Market Plaza, una exhibición permanente cerca de la ciudad de Shangai donde se muestran y comercializan alimentos españoles de calidad.

Desde la empresa señalan que el stand se mantendrá durante los próximos tres años y lo califican “como un primer paso para la distribución de sus productos por las principales ciudades del país asiático de la mano de un socio local”.

En Latinoamérica cuenta ya con un socio de excepción. La cadena de distribución Wal-Mart con la que está presente en Brasil y Méjico.

En nuestro país, los planes pasan por seguir ganando cuota de mercado, un objetivo difícil de lograr en el caso de la cerveza dada la madurez del sector y la fuerte competencia de las grandes compañías. Para sus otras referencias están abriendo camino y para crecer han llevado a cabo adquisiciones, la última de ellas a finales del año pasado con la compra del 80% de la asturiana Agua de Cuevas.

Innovación
Aumentar el portafolio de productos de la compañía es otra opción de crecimiento. Este año 2008 está siendo muy fructífero en este aspecto. La compañía cuenta con un centro de innovación propio situado en la planta de Sidrería Gallega en Chantada (Lugo) desde donde se han invertido grandes recursos en I+D con el objetivo de aportar nuevas propuestas a un mercado cada día más exigente.

Resultado de ese esfuerzo es la Crema de orujo de la marca Quenza (para alimentación y horeca) con la que amplía la gama de bebidas destiladas integrada por aguardiente, licor de hierbas y licor de café que están en el mercado desde 2005. “Este lanzamiento está teniendo una gran acogida”.

Este mes de junio ven la luz dos nuevos productos. El barril no retornable de pet 30 litros de sidra Manzanova y sangría Zuvit (horeca) y el sistema de protección mypac para las nuevas latas de sangría y tinto de verano de 33cl ambos de la marca Zuvit (alimentación y horeca).

Historia
Nació en 1906 de las manos de José María Rivera Corral, un emigrante gallego que tras hacer fortuna en Méjico volvió a La Coruña y abrió una fábrica de hielo y cerveza. Fue su hijo Ramón, quien dos décadas más tarde propulsó la mecanización de sus instalaciones. Medio siglo después se remodela la fábrica y se automatiza la mayor parte del proceso de producción. Se consigue una producción de diez millones de litros y se hace necesaria la construcción de una fábrica con mayor capacidad.

Fue en 1972, ya con los nietos del fundador como responsables del negocio cuando se hace realidad esta nueva factoría, situada donde la actual.

La expansión internacional y nacional, el lanzamiento de nuevas cervezas y la diversificación del negocio con la entrada en el sector de las aguas minerales, de la mano de la enseña Cabreiroá, llegó en la década de los noventa.