Envases sostenibles para el transporte de productos frescos
Ocho de cada diez envases y embalajes que se utilizan para el transporte de productos frescos en las principales cadenas de alimentación del mercado español (top 10) son reutilizables. Esta circunstancia sitúa a nuestro país entre los primeros puestos del ranking europeo en el empleo de este sistema, que optimiza los recursos y genera menos residuos.
El transporte de frescos, desde la producción a la gran distribución, genera un movimiento diario de aproximadamente 1,2 millones de envases. De estos, el 80% son envases reutilizables, un sistema que se aplica cada vez más en la distribución agroalimentaria por sus ventajas para la logística, la conservación del producto y medio ambiente.
Estos envases tienen un ciclo de vida útil de 20 años y pueden ser reutilizados hasta en más de 100 movimientos, lo que supone beneficios medioambientales frente a los envases de un solo uso, según se desprende un estudio sobre la sostenibilidad de los sistemas de embalaje en Europa, realizado por el Instituto Fraunhofer y la Universidad de Stuttgart.
La investigación realiza una comparativa entre los distintos sistemas de envases (reutilizables y de un solo uso) que se utilizan en los cinco países más importantes en producción de frutas y verduras (España, Italia, Francia, Países Bajos y Alemania) y en cuatro de los más grandes mercados compradores (Francia, Países Bajos, Gran Bretaña y Alemania).
Así, para transportar 1.000 toneladas de frutas y verduras, se necesitarían 66.667 cajas reutilizables, teniendo en cuenta una vida útil de 20 años y 100 posibles reutilizaciones, y contabilizadas las cajas que habrían de sustituirse por deterioro (unas 15.000). Trasladado este cálculo a los envases de un solo uso, se necesitarían hasta 6.666.800 cajas de este tipo para la distribución de la misma cantidad de productos, es decir, 100 veces más envases.
El estudio compara los diferentes sistemas de envases reutilizables y de un solo uso en función de sus efectos medioambientales y sus costes económicos y sociales, con el fin de valorar el nivel de sostenibilidad de cada modelo.