El sector food retail: Tendencia de futuro

Los tiempos cambian. La sociedad avanza a velocidad vertiginosa.

Nadie de los que hoy tienen cierta responsabilidad en la gestión de una empresa podría haber imaginado, hace escasamente diez años, que la situación, económica y social, iba a dar un giro tan radical. Y no es que no pudieran preverse modificaciones del “statu quo” (el tiempo demuestra que la historia es pendular), sino que lo que no se preveía era el alcance o la intensidad de una crisis económica (incluso de valores, me atrevería a decir) que está durando ya más de seis años.

El sector de la distribución comercial no solo no es inmune a los cambios, sino que es de los sectores más sensibles a los mismos. Podríamos decir que es uno de los termómetros más fidedignos de la evolución de la situación económica. Y, en este sentido, ahora que parece que el índice de confianza del consumidor empieza a repuntar, empiezan a asomar los primeros indicios de cierta recuperación en el consumo, al menos, de productos alimenticios y del hogar. El consumidor más joven, el “nativo digital”, se debate entre el clasicismo y la innovación, entre la forma de comprar de siempre y las nuevas tendencias de futuro, entre la compra física y la compra “online”.

Más pronto que tarde, todos los operadores deberán tener a disposición de su cliente este nuevo canal de venta. Otra cosa es el éxito que pueda tener en los productos perecederos, donde la percepción de madurez, apariencia, color y textura son clave para la decisión de compra.

En los últimos años, el formato supermercado es uno de los que mejor se ha adaptado, convirtiéndose en un tipo de establecimiento más cómodo y accesible para los clientes.

Y ello es debido, fundamentalmente, al cambio en los hábitos de consumo, donde se compra más veces pero por menor importe, lo que se adecúa más al establecimiento tipo supermercado, más cercano al consumidor, al ser formato de proximidad. No obstante, los últimos estudios indican que el formato hipermercado está recuperando terreno, mientras que el supermercado puede estar perdiendo algo de fuelle. Por eso, los principales retos del formato supermercado para el futuro más próximo deben ser los de la consolidación del cliente ganado a otras tipologías de establecimiento. Para ello, deben consolidarse las políticas comerciales sostenibles y atractivas para el consumidor, uniendo calidad de producto, precio y, sobre todo, un buen servicio. Sin embargo, esta circunstancia, por sí sola, no determinará que sigan produciéndose concentraciones en el sector. De producirse, la causa de las mismas será la gestión empresarial. Aquellas empresas que no hayan sabido gestionar bien la crisis tendrán que dejar paso a otras que lo hayan hecho mejor. No debe olvidarse el auge del formato franquicia, como forma de generar negocio con empresarios emprendedores.

Las empresas de supermercados deberán estar muy atentas a este tipo de colaboración empresarial. Habrá que estar muy atentos a la evolución de esta tipología de establecimientos, porque ya hay muchos operadores que la están integrando en su negocio e, incluso algunos, la están considerando prioritaria. Al tiempo.