“El producto se construye hoy a tiempo real”

El consumidor está en el centro de la cadena de valor del producto alimentario. No sólo consume, sino que proporciona conscientemente a la empresa información sobre qué tipo de producto quiere consumir, a través de sugerencias. Para ello, se sirve de las redes sociales y de herramientas como el geomarketing o la geolocalización. El cliente se ha convertido en fuente de información para el desarrollo de nuevos productos, que deben responder cada vez con más precisión a las exigencias de los nuevos tipos de comprador. Por tanto, “el producto se construye hoy a tiempo real con la opinión de los consumidores”.

Quien así piensa en Miquel Quetglas, director de Consumolab, el primer laboratorio de España especializado en aplicar el análisis sensorial a la innovación y el marketing, que ha participado en una jornada, organizada por ainia, centro tecnológico, en la que ha abordado las tendencias del consumidor actual, destacando la necesidad de la industria alimentaria de adaptarse a un cambio complejo y constante de las tendencias.

La transformación de los hábitos de consumo, la heterogeneidad de las familias actuales o el flujo migratorio, son, entre otros factores de índole social, los causantes del cambio del nuevo perfil del comprador , al que hay que sumar la aparición de targets emergentes como las personas mayores activas con hijos independientes y los hogares que han reducido el gasto en alimentación, los “low food spending”, bien porque han bajado su renta o porque dedican mayor presupuesto a otras partidas.

Consumolab ha identificado una serie de indicadores que definen el perfil del nuevo consumidor: “busca la salud y el bienestar; se guía por lo emocional y lo irracional; es infiel y volátil hacia un único producto, es un cazador de tendencias. Además es hedonista e individualista, tecnológicamente conectado, sin complejos y con voluntad de participar con sus opiniones”. Quetglas subraya, además, que el nuevo consumidor es consciente de que tiene un poder de influencia sobre el producto. “El consumidor manda”.

Para Quetglas, hay que considerar el marketing de precisión como estrategia principal de adaptación de los productos y los servicios alimentarios a las necesidades complejas del consumidor. En este sentido, ha apuntado que la industria alimentaria debe tener en cuenta variables de segmentación más complejas, que engloben aspectos como la salud, el bienestar y la comodidad.