El año del genoma del sistema alimentario
Parecerá una exageración, pero si por genoma (del griego ge-o: que genera, y -ma: acción) entendemos las iniciativas de tipo colectivo que estaban en ebullición en 1974, no iremos desencaminados en decir que ese fue el año en que el sistema alimentario sentó sus bases para la creación de los pilares de su actual estructura y funcionamiento.
Así por ejemplo, Miguel Escobar, de quién mucha gente olvida el papel que ha jugado en las cosas del comer, creaba al alimón, desde su mesa del Indime y con representativos empresarios del sector, sendas asociaciones, de índole civil, para agrupar a fabricantes y a distribuidores: La Aefa (Asociación de Estudios para el Fomento Alimentario) para los primeros, la Aed (Asociación de Estudios para la Distribución) para los segundos. Recuerden que el asociacionismo profesional, estaba prohibido.
Y tuvo como escuderos, a Alfonso Bonmatí (del que también la gente ha olvidado demasiado rápido lo que ha aportado a la industria alimentaria, incluso a nivel de la hoy UE ) para la primera y a mí para la segunda ,hasta que le seguí a Alimentaria, para hacer las mejores siete ediciones de esa feria.
Porque, gracias a los directivos de Aefa y Aed no sólo nació Alimentaria en Barcelona, sino que la primera, sería el germen de la Fiab y la segunda de algunas de las asociaciones de empresas de la distribución. Tres años después y gracias a que un servidor, seguía la evolución del Upc en EEUU, de nuevo directivos de ambas asociaciones firmarían los estatutos de Aecoc.
Asi como los industriales tuvieron claro que el federalismo asociativo integraría su movimiento en la Fiab, en distribución comercial lo tuvimos más difícil. Prueba de ello fue que la Aed, que gracias al Iresco de Manuel de Hermenegildo, fallecido prematuramente cuando estaba llamado a mejorar, muy mucho, las estructuras comerciales, tuvo que seguir haciendo proselitismo a través de proyectos, estudios, mesas redondas y seminarios (aquí entroncaríamos con el equipo profesional de D. A con Miguel de Haro al frente), con el fin de alcanzar, años después, el take-off de dicho sector, caracterizado por la polarización de los grandes en Anged y de los pequeños en Fenada.
¿Para qué la alianza entre la Aed y D.A. con el visto bueno del Iresco? Pues para hablar y escribir de las ventajas del autoservicio, de los centros comerciales, de la franquicia, de los mayoristas, de la integración vertical y de las cadenas voluntaria No se si eramos como unos apóstoles, predicando en el desierto, o unos profetas aventurando la crisis del comercio tradicional, pues Euromarché ya había abierto en Sant Boi su Hiper y el count down de la crisis del comercio tradicional ya nadie la podría parar.
Año inolvidable para los que pensamos en que los movimientos asociativos con líderes de opinión (profesional) podían escribir algunas líneas de la historia de la alimentación, la distribución y la restauración colectiva. Algunos no hemos olvidado que dos años después, en Alimentaria 76, Antonio Pulido Sanromán, a la sazón en Macrométrica, dictaría un seminario sobre la problemática de la alimentación en los centros de gran consumo, que así se denominaba a las colectividades en aquel tiempo.
De nuevo y a través ahora de los que cimentamos lo que es hoy una gran feria como Alimentaria, se sembraba para poner cierto orden asociativo, con algunos años de retraso, en el sector de la alimentación fuera del hogar, con una fuerte patronal hostelera como la Fehr, y dos brazos ejecutores de la restauración moderna, Feadrs para la alimentación colectiva y Fehrcarem (nació como Ascarem) para las cadenas de restaurantes.
Sector tan prolífico en información y novedades que debía tener una revista de negocios para la restauración. Y esa es hoy Restauracion News, la hermana pequeña de Distribucion Actualidad.
(En noviembre de 1974, Mario Cañizal, “con la ayuda de Pere Carbó, Pep Saperas, Luis Mª Sastre y otros pioneros de la distribución comercial, estaba sentando las bases de sus esquemas asociativos-empresariales a través de la A.E.D., en una época, donde para reunirnos teníamos que pedir permiso 72h antes en el GobiernoCivil, contar de qué íbamos a hablar y si nos autorizaban, invitar a un “secreta” a que nos acompañara, mientras hablábamos del éxito del Hiper Lloret. Claro, era 1974)