El 70% de los españoles no lee las etiquetas de los alimentos
El precio se ha convertido en el principal factor a la hora de comprar un producto sin importar la calidad de sus ingredientes.
En España estamos cada vez más concienciados con el cuidado de la salud y las cifras así lo demuestran: 9 de cada 10 españoles se muestran preocupados por sus hábitos de consumo. Pero ¿realmente entendemos lo que comemos? El etiquetado de los alimentos es el punto de partida para poder comprender qué contiene cada alimento y en qué porcentaje y tan sólo es entendida por el 6,6% de los consumidores. Datos del I Estudio sobre el Uso y la Interpretación del Etiquetado de Alimentos de la Fundación Española de la Nutrición a propuesta del Grupo Gallo.
La investigación, realizada en una muestra de 4.640 personas de entre 18 y más de 70 años de las 17 comunidades autónomas concluye que las mujeres con un alto nivel adquisitivo y formativo son quien más leen las etiquetas, mientras que los jóvenes, tanto con baja formación como estudiantes, son los que menos lo hacen. ¿Por qué ocurre esto? El 34,8% considera que la información que aparece es irrelevante, el 33,3% cree que el tamaño de la letra es demasiado pequeño lo que dificulta su lectura, el 23,6% desconfía de la información y el 12,8% muestra dificultad para comprender la terminología.
«De manera generalizada, los consumidores no comprenden el contenido de las etiquetas de los productos o no saben cómo interpretarlas adecuadamente. Esto genera una creciente demanda de etiquetas más comprensibles. Además, la preocupación sobre los hábitos alimentarios de los españoles está en aumento y, cada vez más, buscan tomar decisiones informadas para mejorar su salud. Es crucial tener una mayor educación nutricional y proporcionar información más transparente y accesible para empoderar a los consumidores», explica Rosaura Leis, presidenta de la Fundación Española de la Nutrición (FEN).
Etiquetas a examen: quién lee más y qué información importa al comprar
El grupo que más tiempo reconoce dedicar a la lectura del etiquetado son las personas que conviven con pareja, pero sin hijos (34,8 %) y las que viven solas (33 %). Las familias que conviven con pareja e hijos dedican un tiempo medio entre 5 y 15 segundos (63,3 %). A pesar de ello, 3 de cada 4 españoles admiten que la información del etiquetado les influye mucho (21,1%) o bastante (53,6%) al hacer la compra. No solo eso, es que el 16,5% cree que las etiquetas de los productos necesitan más información de utilidad.
Sin embargo, siete de cada diez consumidores muestran interés en conocer la composición del producto para mantener una dieta equilibrada, mientras que el 57,5 % se interesa por la calidad y seguridad alimentaria (20,3 %). Otros factores valorados incluyen los ingredientes frescos (20,3 %), el rechazo a los alimentos con aromas artificiales (17,5 %) y la necesidad de atender a restricciones por motivos de salud, como alergias o dietas específicas (13,3 %).
Eso sí, hay que tener en cuenta que la atención a la etiqueta de lo productos varía: el oro se lo lleva los productos nuevos o desconocidos con un 74,8% de atención, seguido por los alimentos envasados (63,7%) y alimentos procesados o ultraprocesados (57,6%). En cambio, los productos considerados como saludables son en los que menos se fijan (29,3%).
Los consumidores piden más claridad
Los consumidores demandan una mayor claridad de los productos. Sólo el 21,4% considera que la información es clara frente al 45,3% que la encuentra comprensible pero con términos complejos. Por ello, más de la mitad cree que los términos técnicos son difíciles de entender y solo un 6,6 % asegura comprenderlas claramente.
Promovido por la falta de comprensión, los consumidores no suelen prestar la misma importancia a toda la información que aparece en las etiquetas. Así, la fecha de caducidad o consumo preferente es lo más importante para los españoles, seguida de la cantidad de grasas saturadas, los carbohidratos y azúcares, la audiencia de aditivos no necesarios, lista y porcentaje de ingredientes y país de origen del producto.
El 46,7% de los españoles ignora que los ingredientes se listan en orden de mayor a menor. Los consumidores también reconocen desconfiar de términos como “bajo en”, “rico en” o “sin”. Además, los caldos presentan elevadas diferencias de calidad en el mercado y el 44% de los consumidores no son conscientes de la variación en el porcentaje de contenido de pollos.
A mayor edad, más preocupación
La preocupación por unos buenos hábitos alimentarios crece a medida que aumenta la edad y las personas con mayor poder adquisitivo. De esta forma, el 79,7 % de los jóvenes de entre 18 y 25 años se preocupa bastante o mucho por su alimentación, mientras que en el grupo de entre 56 y 70 años, el porcentaje se dispara hasta el 95,8 %.
Sin embargo, a la hora de llenar el carro de la compra, los españoles se fijan en el precio (65,6%), aspectos nutricionales (60,8 %), el sabor (46,4 %), la recomendación de profesionales de la salud (20,7%), la marca (18,1 %), la conveniencia (15,0 %), la sostenibilidad (10,7 %) y las recomendaciones de otros usuarios (5,8%).