Eficiencia y economías de escala entre fabricantes

¿Pueden dos fabricantes que operan en el sector de distribución alcanzar acuerdos para establecer sistemas compartidos de preventa y de gestión de la logística de distribución, con el objetivo de generar economías de escala beneficiosas para ambas partes?

La respuesta sería evidentemente negativa si hablamos, por ejemplo, de dos compañías cerveceras que compiten en el mismo segmento de mercado. Sin embargo, ¿no existen procesos comunes en la actividad de un fabricante de productos lácteos y otro especializado en panadería industrial? ¿Podría en este caso pensarse en la posibilidad de compartir procesos de negocio y sistemas de información en las áreas comerciales de preventa y de logística de distribución? ¿Podríamos hablar incluso de la posibilidad de que esas plataformas comunes dieran servicio, a medio y largo plazo, a terceras empresas para convertirse, en sí mismas, en un factor de beneficio y en un elemento de competitividad?

¿Por qué duplicar gastos e ineficiencias?
Si dos fabricantes comparten, en mayor o menor medida, una cadena de distribución, es evidente el beneficio potencial que podría derivarse del uso compartido de un sistema común para la gestión en movilidad de los pedidos.

Del mismo modo, si un fabricante A debe entregar una caja de cervezas y otra B un lote de conservas en el mismo punto y en el momento requerido por el distribuidor final, sea este del tipo que sea, ¿son necesarias dos flotas de transporte para distribuir unos productos que, por su propia naturaleza, no compiten entre sí?
Por su propia idiosincrasia, el sector de la distribución ha apostado tradicionalmente por las economías de escala, consciente de que cualquier ahorro, por mínimo que sea, resulta decisivo para aumentar el margen de beneficio. Todas las teorías tradicionales desarrolladas sobre el concepto de Trade Marketing (marketing comercial, marketing de canal) han evolucionado en ese sentido, redundando en la compartición de información entre fabricantes y distribuidores para lograr, en definitiva, la respuesta más eficiente al consumidor (ERC, por sus siglas en inglés).

Sobre esta base colaborativa y ante el contexto económico global, ¿no ha llegado el momento de evolucionar estas teorías hacia un modelo cuyos polos sean los propios fabricantes?
Hoy en día hay empresas que están trabajando bajo este concepto colaborativo, a la búsqueda no sólo de una optimización de sus recursos, sino también con el punto de mira puesto en el establecimiento de nuevas líneas de negocio de cara a terceros.

Estos fabricantes son conscientes de que unificar determinados procesos de negocio – preventa, logística de distribución – no impide mantener una autonomía plena de negocio y de que el estado actual de las Tecnologías de la Información y la Comunicaciones (TIC) permite un rápido desarrollo e implantación de soluciones web y en movilidad con un rápido retorno de la inversión.

Esta apuesta compartida por la innovación anticipa el futuro de una transformación que tiene como objetivo último incrementar los niveles de eficiencia y que, inexorablemente, pasa por el establecimiento de acuerdos estratégicos beneficiosos para todas las partes. Dado el nivel de automatización e industrialización alcanzado en los procesos de pre-venta y distribución, su evolución en base a esta filosofía es sólo cuestión de tiempo.