CONSERVAS VEGETALES ENTRE EL DESAFÍO Y LA AMENAZA
El sector de conservas vegetales se debate entre la madurez de una industria que depende del sector primario y los nuevos retos de un mercado que demanda innovación, calidad y diversificación
Los desafíos internos de un negocio atomizado, que tiende a concentrase y las amenazas exteriores, agudizadas por la competencia asiática y latinoamericana, dibujan un escenario, lastrado por la caída del consumo.
Los estudios de IRI en los canales de libreservicio (referidos al acumulado de 52 semanas hasta finales de enero de 2009) revelan una contracción cercana al 6% en la demanda (-5,7%), para un volumen de 88 millones de kilos, y un recorte del 1,2% en las ventas, situadas en 146,7 millones de euros.
Más gasto
Por su parte, el periodo examinado por TNS (TAM tercer trimestre de 2008), que audita un universo expandido (hiper, super, discount, tradicional y especialistas), apunta un contingente de 211,5 millones de kilos de conservas vegetales, equivalentes a 515,7 millones de euros, lo que supone un leve incremento del volumen (0,98%) y un alza del 7,7% en el valor, coincidiendo con la subida del precio de los alimentos. Sin embargo, a pesar de que en los últimos meses de 2008 el gasto de las familias empezó a contraerse, la misma fuente indica que el número de compradores creció en el último año, pasando del 14,8 millones a 15,1 millones, al igual que el gasto medio por hogar, que ganó más de dos euros (de 32,27 € a 34,03 €) o el gasto por día (de 2,6 € a 2,7 €), mientras que la frecuencia de compra se redujo ligeramente (de 12,4 a 12,2 días).
Segmentos de peso
Descendiendo a las distintas categorías de producto, IRI señala tres partidas con un mayor peso en conjunto, maíz en grano (38,5% en volumen y 43,2% en valor); judías (20,9% en volumen y 13,8% en valor) y guisantes (16,6% en volumen y 15,5 % en valor). La primera y la tercera han incrementado levemente sus cuotas, mientras que la segunda ha bajado ligeramente. En el resto de variedades, la participación desciende hasta rozar tasas inferiores al 5%, excepto en el tipo mezcla, donde los porcentajes alcanzan entre el 10% y el 11%.
Por lo que se refiere a canales, los supermercados dominan casi la mitad del negocio (44,4%), seguidos de los hipermercados, con más de un cuarto (27,4%) de las ventas, discount (20%), especialistas (2,1%) y tradicionales (2%).
Por enseñas, Carrefour y Mercadona concentran el grueso (28,8% y el 17,6%, respectivamente), seguidas a cierta distancia por Eroski (9,2%), Auchan (7%), Lidl (5,2%) y Caprabo (2,4%).
La alta participación de las grandes cadenas ha impulsado el avance de la marca del distribuidor (MDD), que sigue concentrando más de la mitad de las conservas vegetales (55,8% volumen y 46,8% en valor) y actúa como motor de crecimiento. En las tres categorías principales también se evidencia su hegemonía, sobre todo en guisantes (67% volumen y 61% en valor), donde su nicho es algo más elevado que en judías (62% en volumen y 54% en valor) o en maíz en grano (41,7% en volumen y 31,3% en valor).
Concentración de fuerzas
Las marcas del fabricante (MDF) se enfrentan a una dura competencia por la excelente relación calidad-precio de la MDD. Su estrategia es aportar valor diferencial con grandes dosis de innovación y especialización, en un intento por ofrecer nuevas líneas de producto como platos preparados microondables, quinta gama, soluciones de comida, vegetales funcionales en conserva, etc.
En la lucha por conseguir un escenario favorable destaca Bonduelle, primera en el ranking marquista, aportado por IRI ( 14% en volumen y 20,4% en valor), que sigue sumando enteros, al igual que Cidacos, que gana cerca de dos puntos porcentuales (7,5% en volumen y 7,9% en valor). Por el contrario, Pillsbury Ibérica y Conservas Manero, las dos empresas que completan en top 5, han rebajado sus cuotas.
La industria busca alternativas para ganar dimensión y hacer frente al producto importado de Asia y Latinoamérica. Algunos operadores han deslocalizado la producción, instalando plantas en países como China o Chile. Los que optan por quedarse sufren el impacto del recorte de los márgenes o la subida de los envases de metal (hojalata), que a principios de año alcanzó el 30%, con la consiguiente repercusión en el precio de venta al público.
Estos factores negativos han derivado en un proceso de reconversión del tejido industrial, que tiende a concentrarse cada vez más, dando lugar a grandes grupos como Riberebro (Ayecue, Gvtarra y JA’E), constituido en 2007, o provocan la unión de fuerzas en mercados regionales, como el de Murcia, donde se ha producido la compra, por parte de Cofrusa, de las empresas Halcón Foods y Conservas Fernández, fusionadas en 2004 y actualmente con graves dificultades económicas.