Café y elaborados cárnicos, buen futuro
Alimentación y bebidas son dos de los sectores que mejor reflejan los vaivenes del consumo, generados por la crisis. En esta industria, el café y los elaborados cárnicos muestran una tendencia positiva, que tiende a mantenerse en el futuro. Así lo indican los datos del Observatorio Sectorial de DBK. Por el contrario, las bebidas alcohólicas muestran una pronunciada curva de descenso, que se prolonga en el futuro.
El café, con un valor de mercado de 1.450 millones de euros en 2011, año en que creció un 0,7%, prevé un nuevo aumento del 2,1% en 2012, impulsado por el lanzamiento de productos en horeca, canal que absorbe el 40% de las ventas.
Los elaborados cárnicos, con 6.500 millones de euros facturados el pasado año (+2,3%), auguran un aumento del 1,5%, más moderado que el café, debido a que en esta categoría el encarecimiento de las materias primas afecta a los márgenes.
En el caso de las bebidas alcohólicas, todavía no hay luz al final del túnel. Los 1.690 millones de euros alcanzado en 2011 han supuesto una caída del 6,9%, que será aún mayor en las estimaciones 2012 (-8,3%). Las marcas de la distribución están ganando cuota en un mercado marquista, afectado por la creciente tendencia de consumir en el hogar.
El análisis de DBK también señala la evolución de otros sectores ajenos al ámbito alimentario, como parques de ocio, rent a car y restauración en ruta. Mientras las ventas de los dos primeros van a caer o aumentar muy débilmente (cuando antes crecía), en el tercero se acentúa el declive que se inició en 2008.
En el ámbito de los servicios a empresas, el mercado de trabajo temporal es otro de los que cambian de tendencia, decreciendo ligeramente. El de consultoría, por su parte, sigue contrayéndose, lo que obliga a las empresas españolas a aumentar su presencia en el extranjero.
Previsiblemente 2012 va a ser el primer año en el que no aumente la facturación del sector de residencias para la tercera edad, cuyo tamaño prácticamente se ha duplicado en lo que va de siglo. Por último, la delicada situación por la que atraviesan las administraciones locales continúa lastrando las ventas y la rentabilidad de las empresas de servicios urbanos.