La quiebra de American Apparel y el fin del modelo hipster

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American Apparel ha presentado la quiebra.  Los problemas judiciales del fundador de la compañía, despedido el año pasado por un escándalo sexual, se unen al fin de un modelo que marcó el éxito de las compañías más provocadoras del segmento de moda.

Ni sus prendas básicas adelantadas a los deseos de diferenciación y novedad de sus miles de seguidores, ni sus campañas provocativas y su agresiva publicidad, han conseguido remontar  la enorme deuda de  la firma de moda con sus acrededores.

Los descensos continuados en ventas de la compañía de moda no están causados solo por los escándalos de su fundador. El fin del atractivo del movimiento hipster pasa factura. Lo cierto es que sus campañas publicitarias protagonizadas por jóvenes casi adolescentes en provocativas poses dejó de atraer al consumidor actual comprometido  con otras causas. Urbanos, con cuidada imagen aunque informal, amantes del deporte, comer sano y hábitos digitales para relacionarse con todo y todos, no engancha con la falsa imagen de la provocación en American Apparel. De hecho, su facturación lleva cayendo desde 2013. Un caso muy similar al de la también siempre polémica Abercrombie & Fitch

El futuro ahora está en manos de Paula Schneider, consejera delegada de American Apparel desde el despido del fundador, quién confía en la solución de declarar la quiebra de la compañía que le “permitirá convertirse en una empresa más fuerte y vibrante mejorando nuestra viabilidad financiera».

American Apparel,  de origen californiano y  sede en Los Ángeles, opera en 230 establecimientos en 19 países, incluidos Estados Unidos y Canadá, juntando 9.000 empleados. A finales del pasado mes de septiembre  fue excluida de la cotización en bolsa por el riesgo de quiebra. En el segundo trimestre del ejercicio,  la empresa descendió un 17 % en sus ventas con pérdidas por valor de 19,4 millones de dólares (17,6 millones de euros)

Con una deuda de 300 millones de dólares, la compañía ha anunciado la puesta en marcha de un plan de reestructuración a lo largo de los próximos seis meses para reducir su endeudamiento hasta los 135 millones de dólares.

La empresa fue creada en 1991 por Dov Charney, su consejero delegado hasta junio de 2014, en que fue destituido en medio de «una investigación en curso» sobre su conducta. Charney, que sigue poseyendo cerca del 27 % de las acciones de la firma, ha sido objeto de varias demandas de acoso y abuso sexual por parte de empleados y modelos de la compañía, uno de los mayores fabricantes de ropa del país.

En España, la empresa está presente desde 2008 , año en que abrió su primera tienda en Barcelona y en espacios corner en establecimientos de El Corte Inglés.