Elecciones a la vista
A tres meses de las elecciones generales, la evolución de la economía parece hacerle un flaco favor al Ejecutivo. No son las variables que cabía esperar hace doce meses, ni son las deseadas ahora.
La oposición busca rentabilizar el momento. Los datos parecen avalarles a ellos. Al margen de las interpretaciones de gobierno y oposición, en los extremos, del optimismo moderado al pesimismo caótico, los distintos organismos internacionales coinciden en una ya real situación de ralentización económica. Pero no con categoría de crisis.
Ajenos a campañas mediáticas, los consumidores afirman tener intención de gastar en el próximo periodo navideño tanto o más que en la temporada anterior. Como anticipo, un 11% aumentaron las ventas detallistas respecto a un año antes en el pasado puente de la Constitución. Buenos augurios para los distribuidores que, sin embargo, no se muestran tan optimistas ante los próximos meses. Los datos de DISTRIBUCIÓN ACTUALIDAD, extraídos de la Encuesta en exclusiva de ASM para la Revista, indican que Industria y Distribución, más estos últimos, temen que de seguir así los indicadores sea previsible un mal comienzo de año.
Los retailers, esperanzados hoy ante la campaña navideña, se preparan para unas largas cuestas de enero y febrero. No parece que los precios se vayan a estabilizar antes de primavera. Aún así, los encuestados por D.A. coinciden con las predicciones realizadas por Guillermo de la Dehesa en el último Congreso de AECOC. Ralentización, sí. Situación peor que hace un año, también. Pero en ningún caso crisis.
La psicosis no es buena para el consumo. Tampoco lo es para el empleo ni para la inversión. En la actual situación, crisis es una palabra lejana. Siempre y cuando nuestros gobernantes, en un momento económico necesitado de soluciones difíciles, impongan su responsabilidad social por encima de promesas electoralistas. Es deseable que así sea.
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