Tradición e innovación en un mismo formato
El escenario ha cambiado en los últimos años y ya nadie duda que lo va a seguir haciendo.
Y si hablamos desde el sector distribución, la transformación ha sido espectacular, empujada por un nuevo cliente que ha cambiado sus hábitos de consumo, más informado, más exigente y que forma parte de un nuevo modelo de familia. Ante este escenario, las fórmulas tradicionales dejan de funcionar y de poco nos sirve tener la mejor tienda o el mejor producto, si no encontramos al cliente que quiera comprarlo.
En esa tarea de conocer y escuchar al cliente, sabemos que hoy más que nunca, nuestros negocios han de dar respuesta y satisfacer a este cliente complejo, fragmentado en sus gustos, con diferentes momentos de compra, comportamientos cambiantes y con una gran inmediatez a la hora de disponer de información gracias a las nuevas tecnologías a las que puede acceder. El precio importa, pero no todo puede ser precio, porque siempre habrá alguien más barato. La calidad, por supuesto, debe ser un valor intrínseco en nuestros negocios; reducir costes y ganar en eficiencia, es imprescindible para nuestras empresas, pero ahora, con esta elevada competitividad, toca dar un paso más y seducir constantemente al cliente.
¿Cómo? Preocupándonos aún más de saber qué quieren y qué esperan de nosotros, cuáles son los puntos de contacto con él que le enganchan, qué nos diferencia o qué los hace establecer un vínculo con nosotros a largo plazo. Para esto, no hay recetas mágicas, pero sí, una escucha activa y sobre todo, estar dispuesto a darle a nuestro cliente lo que necesita, ofrecerle la libertad de elegir, la libertad de elegirnos. Entre las muchas herramientas que nos ayudan a alcanzar esta meta se encuentran las vinculadas a la tecnología, que, en un proceso de innovación constante, nos brindan la oportunidad de sorprender al cliente, atraerle y, cómo no, fidelizarle.
Tradición y vanguardia, dan siempre buenos resultados.