La Sirena busca su rentabilidad
Especialista en la distribución de productos congelados y soluciones de comida, La Sirena busca rentabilidad. La cadena, propiedad de la firma británica 3i, desde 2006, acumula una deuda de 60 millones de euros y obtuvo unas pérdidas de 5,7 millones en su último ejercicio, cerrado en marzo de 2013.
La falta de liquidez para hacer frente al crédito bancario contraído por la actual propiedad, está agotando los recursos de la empresa para volver a la senda del crecimiento.
Su compra, por parte de 3i, al consorcio Agrolimen, controlado por la familia Carulla, supuso un desembolso de 160 millones de euros para la propiedad actual, el fondo de capital riesgo 3i, que financió la mitad del pago con un préstamo bancario, que después se ha vuelto en su contra.
En el último año, sus ventas han caído un 10%, hasta los 150 millones de euros y aunque el número tiendas ha aumentado desde 2006, pasando de 147 a las 240 actuales, la facturación no avanza en la misma dirección. No obstante, la cadena mantiene su liderazgo en Barcelona, donde ya cuenta con 48 tiendas, después de la última apertura, realizada en abril.
El nuevo presidente de la compañía, Francesc Casabella, que sustituyó a Lluis Llubia este verano, tiene ante sí un reto difícil de superar, pero no imposible. A su favor juegan las más de 759 referencias de la enseña y su política de innovación, que supone el lanzamiento de entre 120 y 140 nuevos productos cada año.