Hacia el hipermercado 2.0
Cuarenta años en España, cincuenta en el mundo, cumple la fórmula más polémica del retail moderno. Los pioneros, “aquellos chalados en sus locos cacharros”, creadores de Carrefour y de Auchan, tras las huellas dejadas por el gurú de la moderna distribución, Bernardo Trujillo, dejarían para la historia un modelo rompedor. Gran superficie, venta en autoservicio, productos de alimentación y no alimentación, todo bajo el mismo techo.
Condición fundamental, precios y márgenes reducidos, a cambio de una alta rotación de stocks que proporcionara solidez financiera. Una “fábrica barata” –venta cash, pago aplazado– emanada de las enseñanzas de Trujillo. “Islote de pérdidas en océanos de beneficios”.
Sin automóviles generalizados, ni mujeres incorporadas al mundo laboral, crecimiento económico y renta per cápita en alza o éxodo de las familias hacia la periferia de las ciudades, el formato no hubiera tenido razón de ser. A España llegaría en el momento oportuno. Década de los setenta, época en que estas variables daban forma a un modelo de hogar moderno ansioso de formas de vida, consumo y compra diferente.
Junto al hipermercado, llegaría el código de barras. Tiempo después, se sumaría la revolución de Internet. Tres grandes innovaciones que cambiaron los métodos de comprar y de vender, de gestionar, fidelizar y negociar. De relacionarse, productos y consumidores, compradores y vendedores, ciudadanos y empresas entre sí. Hoy los teléfonos inteligentes, los datos cruzados en redes sociales y la multicanalidad, están diseñando el inicio de una nueva era para el Retail.
El hipermercado agoniza. Difícil su reconversión, aún podría sorprendernos y entrar también en otra era. La de los herederos de “aquellos chalados en sus locos cacharros”.
Hipermercados de proximidad, como diversión y experiencia de compra, venta en canales múltiples y servicio drive, podrían traer una segunda época dorada para el formato. La era del hipermercado 2.0
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