Pascual inicia un programa de becas para hijos de ganaderos
Pascual arranca un proyecto para promover el relevo generacional en las granjas locales
La empresa láctea Pascual, ha iniciado un innovador programa de becas para los hijos de los ganaderos con el fin de contribuir a paliar el problema de la despoblación rural.
Pascual ha concedido becas a 12 alumnos de ganaderías de Castilla y León, Galicia y Cantabria para disciplinas académicas del curso 21/22 vinculadas al sector primario.
En esta primera edición del programa, la compañía ha concedido un total de 12 becas para alumnos de ganaderías situadas en las comunidades autónomas de Castilla y León, Galicia y Cantabria. Estas becas destinadas a enseñanzas regladas se complementan con un plan formativo de alto rendimiento, impartido por Pascual, para instruir a estos jóvenes una vez que se incorporen a los negocios familiares. Esta formación incluye áreas como sostenibilidad, medioambiente, reproducción, seguridad alimentaria o gestión empresarial.
Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el porcentaje de titulares de una explotación agrícola o ganadera con menos de 40 años es de tan solo el 8,6%. Unas cifras que ponen de manifiesto las dificultades de las generaciones más jóvenes para desarrollar su actividad profesional en el sector primario, abandonando frecuentemente el medio rural. Un fenómeno, conocido comúnmente como el de la ‘España Vaciada’, que acarrea la pérdida de actividad económica y redunda en mayor falta de oportunidades para las regiones rurales.
Como explica Joaquín Lorenzo, director de Compras Agro de Pascual, «el fenómeno de la despoblación no solo es un desastre para la economía y para el equilibrio entre el medio rural y urbano, sino que además supone un grave problema medioambiental. En última instancia, un sector primario más débil supone menos producción local y de proximidad, por lo tanto, mayores importaciones y mayor huella de carbono de la cadena de suministro, por no hablar de la dependencia de terceros países en un sector estratégico como es el de los alimentos. Por otra parte, el abandono de ecosistemas rurales y cultivos también supone la degradación de nuestros terrenos, campos y bosques, que tendrán menos capacidad para absorber CO2”.