RSC en Retail. Se puede, se debe

Los conceptos sobre el bienestar social, la calidad ecológica o la prosperidad económica son amplios pero muy enfocados todos a la obligación prioritaria en la búsqueda del equilibrio responsable de la empresa con sus empleados, con el entorno exterior y consigo misma.

Es lo que se conoce ya como el equilibrio de las tres Ps: People, Planet, Profits. ¿Es esto posible? En efecto, como critican algunas fuentes, no todo es real No todo es real. Pero cada vez los ejemplos son mayores de empresas que asumen su papel principal, en el centro, de orientar en el camino de la verdadera conciencia social.

Delimitar las áreas de actuación dentro del ámbito de la empresa en cuanto a sus obligaciones con la sociedad es el primer paso. Definiendo cada concepto. En este sentido, se encuentran en primer lugar las obligaciones de las empresas con su propio entorno. El entorno humano interno, es decir, sus recursos humanos, objetivo primero, y con el entorno externo formado por todas aquellas otras empresas, productoras, distribuidoras, transporte e instituciones con los que la empresa está íntimamente ligada o relacionada. De nada sirve un estricto cumplimiento de las condiciones de trabajo dignas, igualdad laboral o mejoras internas, si de puertas para afuera aquellos que sirven de proveedores, productos o servicios, con los que la empresa se relaciona no obtienen los máximos niveles en cuanto a su responsabilidad social.

ENERGÍA Y MEDIO AMBIENTE
Entorno interno y externo de la empresa deben tener en cuenta otros factores para conseguir una cadena de valor sostenible.

Según el Estudio “La Responsabilidad Social de la Empresa y gobierno Corporativo” publicado en los Cuadernos de la Cátedra la Caixa de Responsabilidad Social de la Empresa y Gobierno
Corporativo del IESE, la fortaleza de una cadena depende de la de su eslabón más débil. En el caso de una cadena de suministro depende de todas sus partes, y las partes dependen unas de otras.

Aunque es la empresa compradora la que está en el punto de mira, los efectos de un escándalo por malas prácticas se trasladan por toda la cadena de valor.

La energía es el primer referente a considerar. A mayor avance y evolución de las sociedades menos favorecidas aumenta la demanda de energía. Para el año 2020, la Unión Europea pretende que el 20% del uso energético sea de tipo renovable y que una cuota mínima del 10% del mercado sean biocombustibles.

La superpoblación, con más de 7.000 millones de personas en el mundo, plantea enormes desafíos para su supervivencia y bienestar. Es necesario aplicar estrategias concretas, si el mundo quiere asegurarse un futuro sostenible. En los últimos 60 años, la población ha aumentado en 4.500 millones de personas, ejerciendo una mayor presión sobre los ecosistemas y recursos naturales.

Debido a ello, en las próximas décadas nos enfrentaremos a un cambio de clima, a una merma de la energía, extinción de especies animales y vegetales y otros peligros que pueden afectar a los más desfavorecidos.

MAYOR CONCIENCIA CIUDADANA
Los ciudadanos de todo el mundo han aumentado en los últimos tiempos su grado de compromiso social traducido en el convencimiento de la necesidad de un planeta más sostenible exigiendo a las empresas que compartan la iniciativa.

De hecho, los consumidores manifiestan su intención estar dispuestos a elegir para satisfacer sus hábitos de consumo y ocio a aquellas empresas socialmente comprometidas, por encima de las que no lo son. Y a denunciar públicamente a estas últimas.

Nielsen quiso conocer hasta que punto además de la conciencia ciudadana existía grado de compromiso hasta el punto de pagar más por productos sostenibles o que provengan de empresas con una clara apuesta por la RSC. La encuesta global Nielsen sobre Responsabilidad Corporativa, realizada entre 28.000 internautas de 56 países delimitan el perfil de los ciudadanos más o menos corresponsables.

Los ciudadanos más comprometidos son los compradores más jóvenes ( 63 % menores de 40 años) Para actuar ante marcas, productos y empresas, consultan los medios sociales antes de cualquier decisión de compra y se preocupan por los problemas medioambientales, de educación del hambre u otros.

En el caso de los consumidores españoles, un 60% declara que prefiere comprar productos de empresas socialmente responsables. Sin embargo, el porcentaje de los que estarían dispuestos a pagar más es sólo de un 31%. Por ello, Nielsen ha examinado aquellas causas que importan más a este tipo de consumidor “socialmente responsable”. Su conocimiento puede ayudar a las marcas a valorar sus inversiones sociales.

No hay un solo motivo para ello. Hasta 18 detecta la encuesta entre las respuestas ciudadanas. Entre ellos, destacan la sostenibilidad medioambiental (66%), mejoras en formación de ciencia,tecnología, ingeniería y matemáticas (56%) y erradicación de la pobreza y hambre extrema (53%).

En España, un 69% de los consumidores socialmente responsables, se preocupan por el medioambiente. Este porcentaje está igualado con la preocupación porque las empresas de nuestro país apoyen a las pymes y a los emprendedores. Además, un 68% de estos usuarios reclaman a las compañías la creación de puestos de trabajo bien remunerados y 66% declara que deberían promover la igualdad de género. 

¿Qué hacer para llegar al consumidor socialmente responsable? A partir de la información recabada, Nielsen ha podido constatar que el 95% de estos compradores declaran confiar a nivel global en las recomendaciones de sus conocidos. Contrastan opiniones e informaciones de otros consumidores en la red (76%) y son más proclives que el resto a utilizar los medios sociales a la hora de tomar una decisión de compra (59% vs. 46% cuando contabilizamos el total de consumidores).