El consumidor electrónico y la degustación del chocolate

Mientras nacía esta revista, hace 35 años, un adolescente editaba y producía el primer periódico de su grupo scout colegial, con medios rudimentarios y mucha ilusión. La misma que dos décadas después le llevó a lanzar Retail News, una revista mensual, pionera por su dedicación al sector tecnológico dentro de las cadenas de distribución de nuestro país.

La informática se había convertido en un mercado maduro y junto a la electrónica de consumo tomaba un peso importante en las facturaciones de los grandes operadores de la distribución. Los márgenes, aquellos márgenes comerciales que no volverán, permitían al canal jugar con muchas opciones y al fabricante dar gusto a casi todos los actores del mercado.

Las cajas registradoras dieron paso a sofisticados terminales de punto de venta, en algunos de los cuales no hace falta ni siquiera la cajera. Hemos pasado de ser servidos a coger los productos, de poner precios a lápiz a integrar etiquetas electrónicas que se leen por radiofrecuencia, de salir de compras a comprar desde casa y además cada vez pagamos con menos dinero real y más virtual. Y a pesar de todo soy un convencido de que lo básico permanece, un buen producto y una buena comunicación comercial llegan al consumidor y triunfan, antes por canales sencillos y ahora por algunos tan sofisticados que nuestros abuelos no llegaron a soñar.

Poco imaginaba aquel adolescente, que enfocaba su formación hacia la ingeniería aeronáutica, que el sueño fugaz de dirigir algún día un medio de comunicación, fraguado en la excitación de la elaboración del cuadernillo juvenil, se haría realidad y tendría las riendas de esta publicación que ahora tiene en sus manos, Distribución Actualidad, la decana del sector retail en nuestro país. Pero para llegar a este punto he visto muchos cambios en lo tecnológico, grandes movimientos en la distribución y una nueva forma de comprar e influir por parte del consumidor final. Ese consumidor que ha sido capaz de crear la tendencia contraria a la generación de demanda por parte del fabricante, un consumidor conectado de forma virtual y capaz de influir en la oferta de quienes diseñan y producen para el mercado global.

Muchos de los cambios tecnológicos ya están disponibles, aunque los costes no hayan permitido que lleguen a los puntos de venta, pero no tardaremos en ver, mucho antes de que pasen otros 35 años, cajas sin personal ni medios mecánicos para leer los carros de la compra, pagos sin tarjetas de plástico falsificables donde el iris de nuestros ojos nos identifique como únicos y permita un cargo seguro contra la cuenta bancaria, o ingeniosas soluciones logísticas que permitan recoger los productos donde al cliente le convenga, dentro o fuera de casa.

Y sin embargo, a pesar de tanto avance cibernético, dentro de 35 años espero seguir degustando los chocolates de las promotoras en el punto de venta.

(En 1974, en noviembre, Juan Manuel Urraca estudiaba y editaba un periódico de su grupo de scout colegial).