GRUPO EROSKI, CONSTRUYENDO SOCIOS
Factura 8.600 millones de euros anuales y gestiona más de 2.000 establecimientos, con una plantilla superior a las 50.000 personas. Es Grupo Eroski, tercera empresa española de distribución alimentaria, grande por tamaño y grande también en la dimensión social de sus socios trabajadores. Eroski quiere crecer y sumar nuevos cooperativistas, que participen en la propiedad y en la gestión de la empresa, condición de la que ya disfrutan más de 13.000 empleados y más de 300.000 consumidores que participan en los órganos de gobierno.
Emilio Cebrián, director del Área Social de Eroski, acompañado de Ainara Zarraga, directora de Comunicación Corporativa del grupo, ha explicado en exclusiva a DISTRIBUCIÓN ACTUALIDAD, los nuevos proyectos de “cooperativización” de la sociedad, en un desayuno de trabajo en el que han compartido mesa con un grupo de proveedores.
Cooperativización en marcha
Consciente de la singularidad de su fórmula empresarial, radicalmente opuesta al modelo tradicional, Eroski llevará a cabo una reconversión interna que transformará las sociedades anónimas del grupo en sociedades cooperativas. “Todo gran negocio de la organización será cooperativo”, señala Cebrián. Se trata de crear un ámbito cooperativo dentro del Grupo, un entramado de cooperativas mixtas, más Eroski Sociedad Cooperativa de consumo, que en su calidad de matriz del Grupo será socia de las cooperativas mixtas (hipermercados, supermercados, perfumerías, ocio-deporte), rechazando la opción de fusionarse todas ellas en una única cooperativa. Será una organización con una única unidad de gobierno y una única unidad de dirección en el Grupo.
La cooperativización tiene por finalidad “lograr el acceso a la condición de socio cooperativista de todos los trabajadores de las sociedades que integran Grupo Eroski”. Un modelo que, en opinión de Cebrián, “ fortalece su estructura y les hace más competitivos en el mercado” y con el que se pretende “ofrecer a los trabajadores asalariados la oportunidad de ser socios en condiciones económicas, sociales y políticas semejantes a los cooperativistas actuales; unir a las personas para ser protagonistas y propietarios de su empresa y de su futuro e incorporar sociedades del ámbito no cooperativo a un mismo proyecto, gobernado por una organización democrática, entre iguales, donde cada persona es un voto, independientemente del capital que aporte”.
Sumar en GESPA
Desde la óptica del grupo los motivos para la cooperación son varios, pero “la autenticidad y la coherencia” son claves. Y es que para el responsable del área social de Eroski,” la coherencia es la base fundamental del proyecto cooperativo. “El que seamos más es algo instrumental. Ampliar el proyecto significa que repartimos con los demás “, asegura, explicando la importancia de lo que representa “construir sobre GESPA (Gestión de Participación)”. Estas siglas encierran un modelo asociativo que funciona en los hipermercados que operan fuera del País Vasco. Eroski ha ofrecido a los casi 5.200 empleados que trabajan en ellos la posibilidad de integrarse como socios, constituyendo cooperativas mixtas. El plan ya tiene fecha, el 1 de febrero de 2009. La sociedad cierra ejercicio el 31 de enero y quiere comenzar su nuevo año fiscal con los trabajadores que integran GESPA convertidos en socios cooperativistas. Para Cebrián “no es lo mismo dirigir empleados que dirigir socios-trabajadores” y advierte que “en una sociedad autogestionada, entre todos construimos nuestro futuro y autorregulamos el trabajo”. Él mismo señala que ha encontrado, en ese ámbito, grandes diferencias con la plantilla de Caprabo, a la que obviamente también se le brindará la oportunidad de integrarse en la estructura cooperativista.
Proyecto PARET
Este forma de entender el trabajo ha inspirado el programa PARET (Participación Efectiva en el Trabajo), en el que Eroski lleva trabajando cuatro años. En este caso, los esfuerzos se encaminan a transformar los puntos de venta en un modelo de tienda autogestionado. “Acercar el poder de decisión allí donde se produce la relación con el cliente, involucrando a los equipos del punto de venta en todas aquellas variables que maximizan la experiencia de compra ”. Se trata de autogestionar la tienda y crear equipos transversales con capacidad de gestión y decisión. En opinión de Cebrián “hay que conseguir que en el día a día del trabajo tengan un campo de autogestión. Hay que ir a estructuras planas en el punto de venta, llegar a una polivalencia, que enriquezca la responsabilidad. No significa descentralizar más, sino cambiar la toma de decisiones, aunque en la práctica suponga dificultades porque todavía es un sistema muy tutelado”.Las iniciativas a tomar en este campo se resumen en tres : “actuar sobre los sistemas de información, dotando a los equipos de la información necesaria para la toma de decisiones; modificar la distribución de funciones con la descripción de nuevos roles y responsabilidades a asumir por las diferentes ocupaciones y actuar sobre los clientes”. Actualmente, el programa se ha implantado en 11 hipermercados y en 35 supermercados, pero en 2008 se ha previsto su extensión generalizada a la red alimentaria.
Modelo de vida
Cerca de 40 años jalonan el modelo cooperativo de Grupo Eroski, que ha creado un estilo de dirección participativo, sumando socios a una estructura, sustentada por los principios de “libre adhesión; organización democrática; participación en la gestión, solidaridad retributiva, carácter instrumental y subordinación del capital; transformación social y educación respaldada por los valores de “responsabilidad civil (distribución solidaria de la riqueza e implicación con el entorno); cooperación (propietarios y protagonistas) y valor consumidor e innovación (renovación permanente), con el eje central de la participación (compromiso con la gestión).
Eroski aspira a que todas las personas que trabajan en la sociedad puedan alcanzar “un modelo de vida y un empleo estable y de calidad”. Su modo de gestionar a las personas se basa en rasgos que le diferencian del resto como son estilo de dirección basado en el liderazgo; posición activa en el desarrollo socio-laboral; empleo estable y de calidad; prácticas de gestión transparentes y no discriminatorias; integración de los trabajadores en los procesos de decisión; firmeza ética y empresarial propia; política sindical estable; protagonismo de los órganos internos en materias socio-laborales y comunicación, información y resolución activa”.