Los productos listos para comer, de necesidad a tendencia
El actual ritmo de vida de los consumidores inciden directamente en su alimentación. Así, el 56% de los consumidores declara consumir productos listos
para comer por falta de tiempo. En el futuro se espera un aumento de los productos de conveniencia, pero en su versión más natural (eco, bio, vegano) apuntándose y adaptándose a la tendencia de lo saludable. Además, la creciente preocupación por la responsabilidad social y el medio ambiente determinarán también el futuro de estos productos.
“Alimentación de Conveniencia – Ready to eat” es el nombre del estudio de ShopperView de AECOC, que ofrece datos para conocer al consumidor de alimentación de conveniencia y detectar qué productos consume y qué motiva su compra.
El informe detalla que el ahorro de tiempo y la tranquilidad de tener platos para urgencias son la principal puerta de entrada a esta categoría. Cuanto más ajetreada es la vida del consumidor, más necesidad de conveniencia existe en su alimentación. Los participantes perciben que un producto de conveniencia les aporta comodidad (no hay que cocinarlo), rapidez (muchas veces sólo hay que calentarlo y comerlo) y variedad (les permite probar platos que no probarían si tuvieran que cocinar).
Por ello, los productos más consumidos son las pizzas, las ensaladas limpias y listas para el consumo y los batidos y yogures bebibles; también platos exóticos como el couscous y el sushi por la novedad que ofrecen en los sabores. Todos estos productos se compran en su gran mayoría en el supermercado/hipermercado (92%), para ser consumidos principalmente en el hogar.
El estudio de ShopperView también destaca que otra de las motivaciones para comprar platos preparados es la falta de habilidades culinarias o la pereza de invertir tiempo en la cocina. De hecho, un 42% de los consumidores consume estos productos porque no le apetece o no sabe
cocinar. Según estos consumidores, preparar la comida es algo difícil que requiere esfuerzo y que conlleva mucho tiempo.
Los españoles también valoran la visibilidad del producto a través del envase. Envases opacos remiten a lo artificial mientras que envases transparentes transmiten confianza y el consumidor percibe que tiene más control sobre lo que está comprando. Otros aspectos importantes del envase son el tamaño, sobre todo el número de raciones que incluye, y que se pueda volver a cerrar manteniendo las propiedades del producto.
Por otra parte, cabe destacar que el factor salud condiciona el consumo de productos listos para comer: cuanto más alta es la preocupación del consumidor por llevar una vida saludable más se aleja de los productos de conveniencia. En general, la comida preparada no se percibe
como saludable: sólo el 20% de los participantes considera que estos productos son sanos y un 46% declara que compraría más productos listos para consumir si hubiera más opciones de platos saludables. Los consumidores esperan más productos de conveniencia, pero en su versión más healthy y prefieren procesos de conservación que mantengan la naturalidad del producto.
En este sentido, los productos refrigerados son los mejor considerados porque incluyen fechas de caducidad cercanas, y por tanto se percibe que el producto no ha sido procesado, y el tipo de envasado permite que el producto sea visible.