Lecturas en retail. ¿Vuelve el modelo Arthur Andersen?
“Think straight, talk straight” Piensa claro, habla con claridad, sería el lema que la llevaría por todo el mundo como modelo empresarial. Trabajo, esfuerzo personal, honestidad, autodisciplina, cooperación, ambición, talento, lealtad, servicio al cliente, sus valores. Fue una de las grandes, las “Big Five accounting firms” cinco empresas auditoras hoy reducidas a cuatro, las “Big Four”, KPMG, E&Y, PwC, Deloitte. Pagó un alto precio por sus errores, arrasada por el ciclón de la energética Enron. Dos décadas después un libro, escrito por protagonistas de excepción, descubre los inicios, las enseñanzas, también los errores, de una empresa auditora pionera y líder que continúa como paradigma de filosofía empresarial de culto a la excelencia.
Desde hace meses, formo parte de un grupo en Linkedin “El legado de Arthur Andersen” mismo nombre que la obra que comentamos. Estoy de mera espectadora. A él me llevó la revisión de mi primera reunión impactante en el mundo del retail. Sería en la emblemática y desaparecida Torre Windsor. Planta alta, ¿14?, no recuerdo, culpa de Google, mi hoy “memoria externa” que me hace retener cada vez menos información a decir de los psicólogos. No he olvidado, o el libro ha recuperado para mí, los diferentes valores que allí se respiraban. Trabajo, esfuerzo, cooperación, sinceridad.
La ética, premisa primera “relaciones profesionales basadas en la mutua confianza, sin fórmula contractual alguna”. Formulada por el creador, Arthur Andersen, emigrante noruego en Chicago en los primeros años del pasado siglo, pionero en marcar el camino a la moderna auditoría en una frase. “Think straight, talk straight”. Pensar y hablar claro, directo, sin cartas en la manga. Valores de la Cultura de la Firma, ambas con Mayúsculas, a gusto de los autores de la obra, como muestra de respeto a la que fue en su momento la admiración de la comunidad empresarial en todo el mundo.
Hace casi dos décadas y aún se comenta su final. Curioso final para una empresa que tendría en la ética la piedra filosofal. El fraude en el grupo energético americano Enron en el que se vieron implicados varios de los ejecutivos de la firma y que acabaría con ella. No con sus componentes. Los ex Arturos – más de 80.000 – se reparten hoy por las mejores compañías de medio mundo. También en España. Buen número ejercen en Deloitte la mayor auditora del país, en Accenture, la primera empresa de consultoría, en Garrigues número uno en servicios jurídicos. De todas ellas, Arthur Andersen sería la cuna.
Muchos otros de sus dirigentes son visibles en grupos líderes en retail. Formación Andersen en José Luis Durán que fuera máximo ejecutivo en el Grupo Carrefour, en Belén Frau, actual directora general de Ikea en España, en José Luis Martínez de Larramendi, máximo ejecutivo en Primark España; en Marcos Gómez o Javier Escribano, ambos en Cortefiel, Mario Mata, del Grupo El Árbol o Joseph Alboquers, de Julia Perfumeries, Emilio Tovar de Telepizza, Juan J. Domínguez de Pronovias o Ana García de vente-privee.com. La lista es interminable, disculpas a tantos otros, en Inditex, en Desigual, en ONO, que no figuran aquí.
Dos de ellos, ex Andersen, Glen Terbeek y Fred Schneider, ya como miembros de Andersen Consulting, nos adelantarían el futuro de la sociedad y del mundo del retail en el 37 Congreso de CIES celebrado en Madrid en junio de 1994. Ante un millar de altos ejecutivos incrédulos, cuando no atónitos, analizaron a través de un video, sin más protagonistas que una familia en su rutina diaria, lo que a su juicio sería la vida de la sociedad del siglo veintiuno. Casi ciencia ficción. Instituciones, empresas y hogares interconectados beneficiándose de una comunicación interactiva de datos, imágenes y sonido más allá de la existente telefonía móvil o de la televisión por cable. “En unos años, resumían, no habrá compañías de Internet porque todas las compañías estarán en Internet o no existirán”. A ellos les debo- así lo expresé – el haberme descubierto las fronteras de un nuevo mundo en el que la Información y la Comunicación se escribirían también con mayúsculas. Desde entonces, devoro y difundo todo aquello que huele a Comunicación sin barreras, a tecnología punta.
Busco el video. Me prometió hace poco Jose Mª Bonmatí, espectador como yo en aquel foro, mirar si él conservaba la cinta. Le prometí el trueque, algunos libros de ponencias de los primeros Congresos de Aecoc que guardo y a él le faltaban. Ni uno ni otro hemos cumplido. De otros asistentes españoles, pocos, apenas medio centenar entre un millar, he perdido la pista ¿quizás Marcos de Quinto fiel seguidor de los Congresos de CIES? Sería bueno su revisionado, viejo objeto de museo en formato VHS más de quince años después. Nos resultaría ingenuo, sí, pero la realidad apenas superaría la ficción.
“El hombre, decía Ortega, no tiene naturaleza, sino historia» Es el fruto de su relación entre el pasado y el futuro. Para entender el pasado y el futuro por venir, háganse con el libro. “El legado de Arthur Andersen. Un modelo de culto a la excelencia” es el título. Carmelo Canales y Francisco López, sus autores. Es una obra diferente, se lee bien, con múltiples testimonios de quiénes vivieron la aventura, también la caída. De él se extraen grandes lecciones del modelo de empresa que está por llegar. El modelo de la excelencia.
Habrá muchos, dicen Canales y López, que de entrada nieguen que Andersen fuera un modelo de excelencia. O que consideren lo contrario, que Andersen fue el anti-modelo de la excelencia, amparados por la evidencia de lo que pasó en Enron. Quizás, decimos con ellos, tengan razón. La pregunta queda en el aire ¿lo fue, no lo fue?. Más allá ¿vuelve el modelo Arthur Andersen ?
( http://www.ellegadodearthurandersen.com/)
Alicia Davara
adavara@distribucionactualidad.com
(Publicado en Distribución Actualidad Agosto 2011)