40 años de evolución en el retail
La industria del retail ha sufrido profundos cambios en los últimos cuarenta años. Probablemente, el más notable ha sido la transformación en el comportamiento del consumidor, causado por la explosión masiva de la opción.
Frente a la poca variedad y monotonía de la alimentación de hace casi medio siglo, hoy en día imperan los alimentos con un componente saludable y funcional. Además, hoy los consumidores exigen productos personalizados, disponibilidad inmediata y precios competitivos.
Los supermercados abastecían de alimentos y bebidas para responder a las necesidades de sus clientes, pero de una forma limitada. Hoy, es común ver una amplia gama de otros productos expuestos en los súpers, puesto que los minoristas han hecho la transición a un modelo de hipermercado donde los clientes pueden adquirir artículos como ropa o DVD’s, junto a los productos alimenticios.
Para ser verdaderamente competitivos, tanto en los tipos de productos que ofertan como en el modo en que los artículos son expuestos a los consumidores, los minoristas se enfrentan a nuevos desafíos suplementarios: proteger esos productos del robo.
El hurto sigue siendo una de las mayores preocupaciones para el retail. En estos años se han producido cambios tanto en las modalidades de hurto, incluyendo el robo organizado y el hurto interno, como en las herramientas a su disposición para hacerle frente.
El hurto no siempre ha sido considerado como un problema serio para los minoristas del sector de la alimentación. Ahora, además de los datos estadísticos y las evidencias que sugiere la crisis económica, el robo de alimentos se ha convertido en una seria asignatura pendiente. Pero… ¿cúal es el alcance real del problema del hurto en las tiendas?
En el último Barómetro Mundial del Hurto (GRTB), supermercados e hipermercados y grandes establecimientos reportaron un índice de pérdidas del 1,28% del total de sus ventas. Esta cifra sólo refleja los productos robados o perdidos, pero no hace referencia a la cantidad de ventas perdidas por falta de mercancía en el lineal. Así pues, el coste económico real podría ser mucho mayor.
¿Qué estrategias han sido desarrolladas durante los últimos cuarenta años para proteger los alimentos frescos del riesgo de robo?
La opción tradicional es el cierre de productos de riesgo elevado en cajas de cristal, un modo eficaz de prevenir el robo, pero con desventajas considerables en el sentido comercial. Clientes ocupados encuentran irritante tener que localizar al personal de tienda para abrir vitrinas y cajas para ellos. A menudo deciden no molestarse. En estos días en los que crece la autonomía de consumidor, este método no funciona y, en el peor de los casos, es comercialmente inviable.
En otros tiempos, la idea de aplicar etiquetas de radiofrecuencia a productos alimenticios habría sido inconcebible. La mayor parte de gerentes de supermercado no disponían de datos concretos sobre la situación del hurto en sus tiendas, todo eran conjeturas. Ahora, sin embargo, es raro entrar en un supermercado que no se proteja con sistemas de seguridad EAS (antenas) y donde todos los productos estén a libre disposición, protegidos por etiquetas. Y ahora, los responsables de prevención de pérdidas tienen la capacidad de disponer de datos relativos al hurto apretando un botón.
Pequeños, discretos cierres que caben cómodamente sobre las botellas de vino o licor proporcionan un modo sumamente eficiente de asegurar estos artículos de riesgo elevado, sin comprometer su accesibilidad o el embalaje.
Las latas caras de caviar, por ejemplo, pueden ser colocadas dentro de “Keepers” de policarbonato, que, al llevarse a caja, son desmontados de forma sencilla, con una simple llave preparada para ello.
Algunos artículos pequeños y caros, debido al modo en que son almacenados o expuestos, requieren una solución de seguridad diferente. Es por eso que muchos fabricantes deciden aplicar etiquetas de Radiofrecuencia (RF) a productos en el punto de fabricación.
Las nuevas antenas EAS que llegan al mercado han logrado vencer algunos problemas, incluyendo falsas alarmas o niveles bajos de detección. La utilización de la tecnología mejorada, como “360 RF” (un sistema innovador que permite la detección a través de un espectro mucho más amplio) ha facilitado que los supermercados puedan proteger sus pasillos con mayor eficacia, usando menos antenas.
¿Qué ocurrirá en los próximos 40 años? Nuevas tecnologías, como la Identificación por Radiofrecuencia (RFID) se convertirán en algo común en todas las áreas del retail, dándonos la oportunidad de entrar en una nueva era de retail digital, donde cada producto podrá ser rastreado a lo largo de la cadena de suministro y donde la tecnología de obtención de datos en tiempo real haya revolucionado las tiendas.