2017, un buen año para el sector agroalimentario
El sector agroalimentario, cuenta con más de 17 millones de hectáreas destinadas a tierras de cultivo y representa un 2,6% del PIB español, según cifras del Instituto Nacional de Estadística. A pesar de que el año 2017, ha sido uno de los más secos de la historia desde que se tienen registros, el comportamiento de la agroalimentación ha sido bueno.
Orizont, la aceleradora agroalimentaria de Sodena, realiza aquí un resumen de los logros conseguidos por el sector y que han hecho de 2017 un buen año para la agricultura. Si hay un dato a destacar en estos últimos meses es el aumento de las exportaciones y es que la calidad de las frutas españolas ha abierto las puertas del sector hortofrutícola en un mercado como el canadiense.
De hecho, de enero a septiembre de este año, las exportaciones del sector agroalimentario español a Canadá han aumentado un 38,4 %, hasta alcanzar los 194,4 millones de dólares canadienses -unos 128,8 millones de euros-, de acuerdo con cifras de la Oficina Económica y Comercial de España en Toronto.
Pero eso no es todo, España se ha convertido en 2017 en el mayor exportador de vino en volumen cerrando el año con una facturación de casi 3.000 millones de euros, según datos de la Federación Española de Vino (FEV). Además, tampoco se puede obviar los pronósticos de que la producción anual de aceite de oliva crecerá a un ritmo del 2,3% al año hasta 2030 en España y Portugal, los países con mayores tasas de crecimiento, según el Informe de perspectivas a medio plazo para los principales mercados de productos agrícolas de la UE hasta 2030 elaborado por la Comisión Europea.
Además, el sector agro se ha colado con fuerza en las inversiones de capital riesgo, interés que no desaparecerá en 2018. Fernando García Ferrer, socio responsable de Private Equity de KPMG en España, prevé que el capital riesgo seguirá mostrando «un interés creciente» en el sector agroalimentario. Esto impulsará el crecimiento del sector, hasta ahora, más preocupado por los procesos productivos y menos en la gestión de la información del negocio, distribución y comercialización.
La tecnología será un buen salvavidas para el sector en el nuevo año que comienza. No en vano se espera que la aplicación de nuevos desarrollos ayude a afrontar desafíos como el desperdicio de alimentos, emisiones de Co2, reducción de residuos, cadenas de suministros más eficaces, seguridad alimentaria y trazabilidad, así como el bienestar animal. “La necesidad de involucrar tecnología e innovación en la agroalimentación es más necesaria que nunca. Esto va a crear muchas oportunidades para emprendedores y tecnólogos en la industria y ayudará a poner en marcha formas más eficientes de producción en varios puntos de la cadena de valor”, según afirma Alberto Clerigué, director de inversiones de Sodena.